Minerals for Aging Soils

Ahora que he superado el medio siglo, me siento afortunado de solo haber desmejorado solo un poco conforme mi cuerpo hace frente al envejecimiento. No obstante, los dolores persistentes en las articulaciones y los huesos están dando señales de que mi cuerpo está envejeciendo. Estos dolores no son ninguna sorpresa, por supuesto. Estudios científicos indican que conforme los organismos envejecen su metabolismo se hace más lento y sus tejidos se acidifican.

La acidificación conduce a una desviación del estado de equilibrio químico, pH neutro, preferido por la mayoría de los sistemas vivos, en torno a pH 7. Soy consciente de que el aumento de la acidez en el cuerpo humano esta relacionado con muchos problemas de salud, desde osteoporosis a diabetes. Razón de más para mantenerse activo, alimentarse con buena comida orgánica (cultivada aquí, en la granja) y tomar suplementos minerales para mitigar la acumulación de ácidos que atacan mis huesos y cartílagos. Pero eso es sólo la mitad de la historia porque, así como yo envejezco, también lo hacen las plantas y los suelos a mí alrededor. Es lógico que, si he de seguir recibiendo el conjunto adecuado de nutrientes necesarios para equilibrar mi pH, tengo que asegurarme de que las plantas y los suelos que me mantienen reciban el mismo conjunto de nutrientes. Así que, dos veces al año, le doy a los campos y los árboles donde vivo una fuerte dosis de fertilizante mineral (los mismos suplementos minerales que tomo cada mañana en el desayuno), que enriquecen el suelo y reducen la acidez. Los resultados de estos tratamientos en los árboles han sido bastante sorprendentes. Como las fotos indican más abajo, se puede demostrar que los robles que están enfermos y muriendo se recuperan rápidamente en respuesta a las enmiendas minerales. En este caso he aplicado minerales tópicamente, tanto en la corteza como los suelos. Para entender mejor cómo es posible obtener resultados tan positivos, permíteme profundizar en los conceptos de envejecimiento y acidificación.

¿Por qué los sistemas vivos tienden a acidificarse con la edad? En última instancia, todo se reduce al hecho de que la vida se compone principalmente de agua, un disolvente universal. A nivel molecular, las células vivas y tejidos se comportan más como disoluciones acuosas de elementos químicos que como sólidos. La acidificación es el resultado inevitable de una propiedad clave de agua, la solubilidad diferencial de las sustancias ácidas y básicas en ella. Las sustancias básicas, que añaden alcalinidad a un sistema, son más solubles en agua que las sustancias que acidifican. Por lo tanto, conforme el agua fluye a través de un sistema que envejece, las sustancias alcalinas se disuelven más rápidamente y tienden a agotarse en relación con las sustancias ácidas. Debido a este hecho, microbios, animales, plantas, ecosistemas y suelos se enfrentan al mismo problema en la vida, a medida que envejecen, tienden a acidificarse.

Los efectos del envejecimiento en los bosques y los suelos me han fascinado desde hace mucho tiempo. En la universidad, pasé un par de veranos trabajando como leñador en los campos de la madera del sureste de Alaska para pagarme la matrícula. Volando desde y hacia los campamentos de tala me asombraba, de hecho me sorprendía, ver vastas regiones de bosques vírgenes de edad madura cubiertos de árboles muertos y moribundos. La mayoría de la gente decía que el bosque no estaba más que sucumbiendo a la “vejez”. Aunque realmente no podía estar en desacuerdo, recuerdo la sensación de que algo faltaba en la explicación.


Lapso de tiempo de un roble tratado

Con el tiempo, convertí esta fascinación en una carrera científica, una que me ha dado la oportunidad de realizar estudios detallados sobre la sucesión ecológica (desarrollo) de las plantas y los suelos en el sudeste de Alaska, y en docenas de otros ecosistemas en todo el mundo. Mis resultados siempre han estado de acuerdo con los de otros científicos que estudian la sucesión ecológica, a saber, que los suelos de los ecosistemas que envejecen, especialmente los suelos superficiales, tienden a hacerse más ácidos con el tiempo. Junto a esto tiene lugar un agotamiento de los minerales básicos (por ejemplo, aquellos que son ricos en calcio, sodio, potasio, magnesio y numerosos elementos traza) y un exceso de minerales ácidos (por ejemplo, los ricos en sílice, aluminio y hierro) en los suelos superficiales. La naturaleza, por supuesto, ha desarrollado diversas maneras de ayudar a los ecosistemas a amortiguar la acidificación del suelo. Las formas más comunes son perturbaciones tales como incendios, inundaciones y volcanes que proporcionan un flujo de minerales que reequilibrar los nutrientes y disminuyen la acidez de los suelos superficiales.

En los ecosistemas agrícolas, se sabe desde hace tiempo que la quema es un medio seguro de mantener sanos los pastizales y las tierras de cultivo. Cuando se desarrollan condiciones más ácidas, las tierras de cultivo son generalmente tratadas con enmiendas de cal agrícola (aglime), una práctica que se remonta por lo menos a 3000 años. Arar también ayuda a disminuir la acidez y equilibrar el pH del suelo por traer a la superficie los minerales alcalinos que se han lixiviado hacia abajo.

Por otro lado, muchos fertilizantes y plaguicidas de uso común son de naturaleza ácida, por lo que, independientemente del efecto deseado, tienen un efecto adicional de aumentar la concentración de iones hidrógeno (es decir, de bajar el pH) del sistema. El impacto acumulativo de tales prácticas en la química del suelo puede ser sorprendentemente grande. Científicos de la Universidad de Wisconsin informan de que 30 años de insumos agrícolas ácidos “normales” han hecho envejecer a sus suelos de prueba el equivalente a 5000 años con insumos ácidos provenientes de fuentes naturales.

Si bien la mayoría de nosotros no presta mucha atención a los pequeños parches de musgos y líquenes que crecen en nuestros árboles y suelos, resulta que estas encantadoras y pequeñas criaturas son fábricas de ácido. Los musgos y los líquenes descomponen el tejido de la corteza y son conocidos por ser tanto indicadores, como contribuidores a las condiciones ácidas del suelo. ¿Te has dado cuenta de que las enfermedades y plagas parecen surgir en los lugares en los que prosperan musgos y líquenes?

Otra fuente importante de acidez es la lluvia (y la nieve). Incluso en las regiones no contaminadas, el agua de lluvia es ligeramente ácida, por lo general alrededor de pH 5,7, y es bastante escasa en minerales. Aunque los esfuerzos por moderar la lluvia ácida siguen ayudando a reducir el impacto de la acidificación de los suelos, el agua de lluvia nunca estará totalmente libre de acidez.

Uno de los principales resultados de la acidificación, que a menudo se pasa por alto, es su efecto sobre los elementos traza. Los análisis típicos del tejido de las plantas revelan la presencia de los 88 elementos de origen natural, aunque la mayoría se encuentran sólo a nivel de trazas. Algunos científicos están empezando a sospechar que muchos, quizás incluso la totalidad de los llamados elementos traza, desempeñan algún papel importante, aunque todavía desconocido, en la biología de las plantas (y los animales). Los elementos traza, en distinta medida, son susceptibles a la lixiviación con ácidos y, por tanto, pueden llegar a disminuir en los suelos superficiales. Esto significa que, a la larga, remineralizar los suelos con cal solamente, puede no ser lo que mejor funcione. En algún momento, los suelos también requerirán enmiendas con un conjunto equilibrado de elementos traza.

Donde yo vivo, a lo largo de la costa central de California, el problema de la acidificación es grave. La cubierta de musgo y líquenes es muy pesada y los suelos están faltos de minerales alcalinos y numerosos elementos traza. Estas condiciones, combinadas con diversas enfermedades y plagas de insectos, han llevado a la desaparición local de miles de robles y otros árboles de edad madura.

Los bosques aquí tuvieron su origen en la época de los indígenas, quienes sabemos usaban el fuego de una manera sistemática para gestionar los bosques de robles para la producción de bellota. El cambio en las prácticas de gestión provocado por la colonización blanca de la región a finales de 1800, junto a las estrictas medidas de protección contra incendios de las últimas décadas, ha permitido que los suelos envejezcan y se acidifiquen, dando lugar a elevadas pérdidas de minerales debido a la lixiviación. Los minerales alcalinos, especialmente calcio, son los principales componentes de la corteza, la primera línea de defensa del árbol contra las plagas y enfermedades. En robles sanos, el contenido en calcio del tejido de la corteza es alto, el doble que el de nitrógeno. Los árboles por aquí, sin embargo, no están sanos, y se han desarrollado divisiones profundas y grietas en la corteza de los robles, sicomoros, nogales y muchos de los árboles frutales. Estas aberturas sirven como puntos de entrada para la antracnosis, hongos patógenos, escarabajos de la corteza, etc.

Comprender a los árboles y los suelos de esta manera me ha llevado a desarrollar métodos eficaces para resolver el problema de la acidificación. Huelga decir que estos métodos incluyen medidas directas de intervención para ayudar a amortiguar el pH y remineralizar los suelos. He descubierto que los abonos minerales más comunes, como la cal agrícola, la potasa y la harina de roca, tienen distinta eficacia en el mejoramiento de la acidez y la reposición de los nutrientes agotados. Tras aproximadamente diez años de mezclar y aplicar minerales del suelo, hay dos productos que se destacan como favoritos. El primero es Azomite(R) Soil Remineralizer (tanto en tamaño micra como en gránulos), un producto natural de mineral volcánico que está cargado de elementos traza, más de 70 elementos en total en un análisis típico. Extraído y procesado en Utah, Azomite(R) ha estado disponible durante más de 60 años. El producto viene acompañado de numerosos testimonios y estudios científicos que respaldan su eficacia en promover el crecimiento y la supresión de las enfermedades en plantas y animales. Se utiliza en agricultura, tanto como fertilizante mineral de los suelos de cultivo, como aditivo en la alimentación del ganado y peces. Azomite(R) también se ha estado añadiendo a muchos tés de compost para mejorar su eficacia.

El segundo producto es Azomite(R) Soil Sweetener, una mezcla granulada de Azomite(R) en tamaño micra y una piedra caliza de carbonato de calcio en tamaño micra, que también se produce en Utah. Azomite(R) Soil Sweetener ha demostrando ser muy eficaz ayudando a los árboles y los cultivos en los suelos más acidificados. El calcio añadido parece estar ayudando a que los árboles y las vides se recuperen más rápidamente de un estado de declive. Como una cal agrícola de uso múltiple, una que contiene un conjunto equilibrado de minerales ricos en alcalinos y elementos traza, yo pondría Azomite(R) Soil Sweetener en la parte superior de la lista. (Ver www.azomite.com para obtener más información sobre ambos productos).

Tanto si tienes problemas de acidificación en tus suelos, como si no, es prudente plantearse seguir un régimen de fertilización que preste atención al mantenimiento de los niveles adecuados de minerales alcalinos y elementos traza del suelo. Tarde o temprano, el envejecimiento se presentará como un problema en cada tipo de suelo, y saber qué hacer al respecto ayudará a aumentar la salud de la tierra y de todo lo que depende de ella.

El Dr. Lee Klinger es un científico independiente y consultor que vive en Big Sur, California. Información de contacto: PO Box 664, Big Sur, CA 93920

Reproducido con permiso de Lee Klinger y Ranch Farm News.

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